Había una vez un príncipe con el corazón destrozado.
Un mago, luego de ser derrotado por el rey, utilizó toda su magia oscura para hacer que el corazón el príncipe se fragmentara en miles de piezas, y el viento se encargó de esparcirlas por las cuatro esquinas del mundo.
El príncipe podía sobrevivir con su corazón destrozado, pero desde pequeño supo, y sintió, que no podía amar hasta que su corazón estuviera completo.
Cuando el príncipe tenía 10 años, el rey, su padre, ya había gastado infinitas cantidades de oro en los guerreros más valientes, las personas con la mejor vista, y los monjes más aplicados, todo destinado a buscar piezas del corazón del príncipe, que podían estar en cualquier parte, incluso entre los infinitos granos de arena de las orillas de los mares.
Nuestro príncipe era muy joven aún para entender cuando las piezas de su corazón comenzaron a llegar a el, pero sintió el indefinible calor, la inexplicable euforia, y el apurado palpitar de algo que se iba completando lentamente, como un rompecabezas, dentro de él.
Algunas pequeñas piezas fueron encontradas, traídas casi por un hado invisible, generalmente justo cuando un poco de arena, un simple vaso de agua, o un plato roto estaban a punto de irse a la basura, algo entre las piezas comenzaba a brillar, y quienes las encontraban eran presas de una felicidad instantánea, aún sin saber que el rey les otorgaría una gran recompensa en oro.
Ya hecho un hombre, nuestro príncipe decidió, sabiamente, emprender un viaje, que duraría tanto como fuese necesario para completar su corazón.
Apenas saliendo de su reino, viajando de incógnito y sin un centavo, se encontró una pareja fantástica, una animago, y una extraordinaria aventurera, que le acompañaron en su viaje, calentando sus noches con las emocionantes historias de peligros, hallazgos y criaturas fantásticas que habían llenado sus intricadas vidas. Cuando llegó el momento de separarse, con la pena de la despedida, el príncipe fue presa de un agridulce dolor, que aunque lo dejó medio muerto, le dio una gran alegría luego, al notar que al dejar que otros se introdujeran en su ser, al irse dejaban parte de ellos, piezas que iban a completar un poco más su corazón destrozado.
Encontró un grupo de hadas preciosas, una noche en un bosque, que lo enloquecieron con visiones de éxtasis, y que sólo se aparecían cuando les placía, no importaba cuánto necesitara el príncipe de ellas en algún momento determinado. Estas hadas absorbieron la vida del príncipe hasta el punto en que en lo único que podía pensar era en ellas, y lo único que parecía tener valor en su vida eran ellas. Sólo una sonrisa de las hadas era capaz de cobijar a nuestro príncipe en la más fría de las noches. Las hadas también fueron pasando, dejando lecciones para el príncipe, además de piezas de su corazón, unas costando más dolor que otras, y otras haciéndolo sentir como la pluma más leve, flotando en corrientes de aire.
La sorpresa más grande del incansable príncipe en su búsqueda fue encontrar a una princesa que había sido presa de la misma maldición, y también buscaba las piezas de su corazón. Inmediatamente, los dos, al no sentirse solos, se tomaron de la mano y comenzaron a temblar, notando que el saberse en grata compañía de alguien que entendía perfectamente lo que pasaban, añadía una pieza a su corazón.
Un buen día, la princesa, en un arrebato, le dio una pieza de su corazón al príncipe, al verlo triste, recordando su familia. La buena magia estuvo con ellos, y en el momento en que la princesa le dio la pieza de su corazón al príncipe, sintió como el vacío que ésta dejaba era llenado por una nueva pieza.
Al contarse la historia de su vida, ambos príncipes la examinaron de nuevo, y decidieron acompañarse el uno al otro, caminando juntos, pero en caminos distintos… A veces se gritaban consejos, y muchas veces no estaban de acuerdo en los caminos a tomar, pero siempre eran capaces de respetar las decisiones tomadas por el otro, y lo más importante, siempre estaban el uno para el otro, dispuestos a sentarse a un lado del camino, improvisar un historia fantástica, y disfrutar de la compañía de un alma hermana.
El príncipe y la princesa siguen buscando las piezas… Quizás sus corazones no se completen en el estado en que estaban al principio de su viaje… Pero estoy segura que sus corazones completarán sus piezas.
2 Comments:
poco tiempo conociendote, y en cierta forma cada vez me sorprendes mas... como te dije en una oportunidad me gusta tu blogger, me gusta lo que escribes, xq suenan como cuentos para niños con la dosis exacta de realidad (y tal vez ironia y cinismo) para los adultos...
=D... segura que no juegas rol?? jeje xD...
^^..you wont happen to have the number of those industrious monks wouldn't you?
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